Ramón Llopis Goig (dir.)
Desde que a finales de 2007 se produjera el estallido de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos, hemos asistido al despliegue de una crisis económica de dimensiones globales cuyo final apenas empieza a atisbarse en países como España. Tras la tímida recuperación de 2010, una nueva etapa marcada por la desconfianza respecto a la solvencia económica de los países de Europa del Sur acabó provocando el estallido de una crisis de deuda soberana y las consiguientes políticas restrictivas y de austeridad. A resultas de todo ello, se han perdido millones de empleos y se ha producido una reducción de la riqueza nacional.